miércoles, 3 de noviembre de 2010

La victoria de Dilma Rousself.


Brasil no sólo tiene quién suceda a Lula en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo de aquel país, sino que por primera vez en su historia será una mujer la que ocupe esa posición: Dilma Rousseff, ganadora con alrededor de 56 por ciento de los votos, en segunda vuelta, de la presidencia brasileña para el periodo 2011-2015. Tomará posesión el primer día del próximo año, fecha en la que Luiz Inácio Lula da Silva oficialmente dejará el cargo que ocupó ocho años atrás, lapso en el que colocó a su nación en los primeros lugares internacionales, más allá de lo tradicional en futbol, música y garotas.

Lula dejará la Presidencia de Brasil con muy buenos resultados en materia de crecimiento económico, empleo y bienestar social, amén de que se retirará con el mayor índice de popularidad (80 por ciento de aceptación) para un jefe del Ejecutivo en la historia de su país. Su balance es altamente positivo, aunque deja sensibles pendientes, como el incumplimiento de las demandas del Movimiento de los Trabajadores Rurales, más conocido como Movimiento de los Sin Tierra. Aun así, con Dilma Rousseff, Luiz Inácio logró engarzar un tercer periodo presidencial para su partido, el de los Trabajadores, con lo que ahora no habrá pretexto para mantener dicho incumplimiento.

Lula recibió el mando brasileño de Fernando Henrique Cardoso, un neoliberal que se dedicó a cuidar los indicadores macroeconómicos, olvidando todo lo demás. Así Luiz Inácio tomó la Presidencia de Brasil con un comportamiento económico modesto –muy al estilo neoliberal– y, contra todos los pronósticos, en ocho años al frente de la jefatura de Estado, con crecimiento constante, logró posicionar a la economía de su país en el primer lugar latinoamericano y octavo mundial. Así, en muy buenas condiciones pasará la estafeta a Dilma Rousseff, una economista de 63 años, correligionaria del ex sindicalista metalúrgico y que camina por la misma senda.

Mientras se da el cambio de estafeta, la Cepal nos obsequia un paseo por el comportamiento económico brasileño en lo que va del año: la recuperación de la actividad económica obedeció sobre todo a la evolución del mercado interno (lo contrario para el caso mexicano), que siguió registrando una expansión del consumo, tanto del gobierno como de los hogares, impulsado por el crecimiento de los créditos internos otorgados principalmente por las instituciones financieras públicas. A esto se sumaron los buenos indicadores laborales, el aumento del salario real y los subsidios al consumo de bienes duraderos. A su vez, la política fiscal estuvo dirigida a generar una fuerte acción anticíclica, a través de la reducción de los impuestos a los bienes de consumo duraderos y la expansión de la inversión pública, y ofrecer mayor financiamiento mediante la asignación de recursos públicos para las inversiones privadas. En línea con estas medidas, la política monetaria estuvo orientada a garantizar liquidez en los momentos iniciales de la crisis, por lo que se redujo la tasa de interés básica hasta alcanzar sus mínimos niveles nominales históricos. El ingreso de capitales por concepto de inversión de cartera contribuyó a financiar la balanza de pagos de Brasil, que se vio afectada por la desaceleración del comercio mundial y la menor inversión extranjera directa, lo que se tradujo en el mantenimiento de elevados niveles de reservas internacionales.

El conjunto de las políticas adoptadas y la recuperación del escenario económico internacional facilitaron una mejora de las principales variables de la economía brasileña entre 2009 y los primeros meses de 2010, en especial en comparación con los resultados registrados en otros países de la región o emergentes. Entre enero de 2009 y mayo de 2010 el empleo formal se expandió en 1.7 millones de nuevos puestos de trabajo, el salario medio real se incrementó 1.95 por ciento en 12 meses hasta mayo de 2010, y la tasa de desempleo recuperó los niveles de antes de la crisis (7.5 por ciento en mayo de 2010). A su vez, la inflación se mantuvo dentro del rango objetivo. El tipo de cambio, luego de una fuerte depreciación en los primeros meses de la crisis, recuperó sus niveles nominales anteriores.

El repunte del crecimiento económico brasileño se inserta en un escenario internacional diferente, marcado por mayor volatilidad y menor capacidad productiva o de la infraestructura local para atender la creciente demanda interna. La marcada expansión de las importaciones y el alza del déficit de la cuenta corriente reflejan el crecimiento acelerado de la actividad económica. En consecuencia, han aumentado las expectativas negativas con respecto al ritmo inflacionario. Con respecto a las cuentas externas, el déficit de la cuenta corriente alcanzó en el primer cuatrimestre de 2010 los 16 mil 700 millones de dólares. El mayor déficit fue compensado por los mayores ingresos de capitales extranjeros, que ascendieron a 27 mil 800 millones de dólares en el mismo periodo. Este incremento de los ingresos obedeció en gran parte a inversiones en acciones (8 mil 500 millones de dólares) y títulos de deuda pública (8 mil 100 millones).

En 2010, en respuesta a la expansión de la demanda interna, la producción ha mostrado gran dinamismo, lo que ha permitido superar los niveles de actividad de antes de la crisis. En el primer trimestre el PIB creció 9 por ciento con respecto al mismo trimestre de 2009. Además del continuo aumento del consumo de las familias y el gobierno, se observa la recuperación de la inversión, que se elevó 26 por ciento en el primer trimestre de 2010 en comparación con igual periodo de 2009. La continuidad del Programa de Aceleración del Crecimiento, que se tradujo en el aumento de la inversión pública, influyó también en el incremento de la inversión privada, debido a la expansión de las obras de construcción civil y el aumento de las compras de bienes de capital. La producción manufacturera de bienes de capital creció 28.7 por ciento en los primeros cuatro meses de 2010 con relación a igual periodo de 2009, mientras la construcción se expandió 15 por ciento en el primer trimestre respecto de igual periodo de 2009. La generación de empleo formal al cierre del primer semestre superó un millón 200 mil plazas.

No sorprende:

De siempre, todo el mundo lo sabe, pero la jerarquía católica apenas "sospecha" que el narco "ha permeado algunos ambientes religiosos", y que con dinero de esa boyante industria se financia la construcción de "capillas". Con esa capacidad de respuesta es fácil explicarse por qué la Iglesia se mantiene en el siglo XVI.

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