¿Qué hace la onU amparando la violencia que se está desarrollando ahora mismo en Libia? Ya la Liga Árabe y la Unión Africana han pedido un alto al fuego. Y por si fuera poco el cinismo que tenemos que soportar, la coalición creada para la intervención en ese país ya ha cedido el mando a la OTAN. ¿Qué espera la onU para exigir a todos los bandos en LIbia que cese el derramamiento de sangre? ¿O es que la onU también tiene intereses económicos en ese país y en los vecinos Egipto y Túnez y teme perderlos?
En estos momentos de rebeldía en los países árabes, rebeldía que muy bien podría extenderse a todo el Mundo, es cuando más la onU o los pueblos deberían plantearse qué sentido ha tenido y tiene la intervención militar en Libia. ¿Es que la onU, de organización para la paz, se ha convertido en una empresa para la guerra, en el mejor estimulo a los conflictos armados y por ende al mayor impulsor de la violencia y al más grande sostenedor de la industria armamentista? No son las armas la sagrada aspiración de los pueblos. Hay muchos sufrimientos en el Mundo Pobre. Y de ellos, porque constituyen la más terrible carnicería de nuestra Humanidad, es que debe ocuparse la onU cuando habla sobre su intención de “proteger al pueblo libio”. Hay muchos pueblos que demandan esa preocupación y todos sabemos que no son las armas la solución. Si la llamada “exclusión aérea” que se está llevando a cabo es una intervención militar en toda regla y que nadie sabe hasta donde llegará, ¿qué le seguirá? Y si aplicamos la misma “verdad” para todos, ¿se aprobará también atacar a Israel por sus bombardeos a la Franja de Gaza? ¿Y después…?
Sólo quiero recordar a todos algunos aspectos de la Resolución de la onU sobre el Derecho a la Verdad:
“Reconociendo la importancia de promover la memoria de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y la importancia del derecho a la verdad y la justicia; Reconociendo además, al mismo tiempo, la importancia de rendir tributo a quienes han dedicado su vida a la lucha por promover y proteger los derechos humanos de todos, y a quienes la han perdido en ese empeño; Reconociendo en particular la importante y valiosa labor de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, de El Salvador, quien se consagró activamente a la promoción y protección de los derechos humanos en su país, labor que fue reconocida internacionalmente a través de sus mensajes, en los que denunció violaciones de los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables; Reconociendo los valores de Monseñor Romero y su dedicación al servicio de la humanidad, en el contexto de conflictos armados, como humanista consagrado a la defensa de los derechos humanos, la protección de vidas humanas y la promoción de la dignidad del ser humano, sus llamamientos constantes al diálogo y su oposición a toda forma de violencia para evitar el enfrentamiento armado, que en definitiva le costaron la vida el 24 de marzo de 1980; 1. Proclama el 24 de marzo Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas; 2. Invita a todos los Estados Miembros, a las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y a otras organizaciones internacionales, así como a las entidades de la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales y los particulares, a observar de manera apropiada el Día Internacional; 3. Solicita al Secretario General que en su sexagésimo sexto período de sesiones la informe sobre la aplicación de la presente resolución”.
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