Joe Arpaio se autoproclama «el sheriff más duro de América» pero organizaciones como Amnistía Internacional, el Sindicato de Libertades Civiles de Estados Unidos o la Liga Antidifamación le consideran el peor por sus prácticas racistas contra los hispanos del condado de Maricopa. El propio alcalde de Phoenix, Phil Gordon, que cae bajo su jurisdicción, le acusa de haber implementado «el reino del terror».
Hay quienes le ven como un payaso, pero lo cierto es que Arpaio es un hombre poderoso, elegido por el pueblo cinco veces consecutivas, la última con más del 55% de los votos, cuyo apoyo electoral buscan todos los senadores y políticos conservadores que aspiren a ganar las elecciones.
Héroe o macarra, con ley o sin ella, Arpaio seguía la pasada semana organizando redadas y recibiendo a periodistas en el patio de la prisión, a 50 grados bajo el sol. Este italoamericano de Massachusetts que perdió a su madre al nacer y ejerció de policía en Las Vegas después de servir en el Ejército y antes de trabajar en Centroamérica para la DEA (Agencia Antidrogas), busca el brillo de las cámaras, una medalla y una invitación de Barack Obama para asesorarle sobre temas migratorios.
- ¿Le está dando mucho trabajo la Ley antiinmigración SB1070?
- ¿A mí? Bueno, un día arresto a uno porque le pega a la mujer, otro día a otro porque va bebido. Para mí esto es un día más.
- Y un ilegal más, ¿no?
- Si mira las cifras, llevo 40.000 en los últimos dos años. La Casa Blanca me concedió una medalla y me la merezco. Soy el único sheriff del país que encadena a las mujeres y las pone a trabajar en cosas como enterrar a los muertos. He conseguido que las comidas de los presos cuesten 25 centavos al día y que todavía paguen por el costo de su estancia. Nada de televisión, ni revistas porno, vídeos, ni cigarrillos, ni sal, ni café.
- Vamos, que se preocupa por su salud.
- Es usted la única periodista inteligente capaz de apreciarlo. Incluso tengo un programa para que donen sus riñones y el resto de sus órganos si se mueren en la cárcel. Es una cosa buena, ¿no? ¿Por qué no me iban a dar una medalla?
- Se la daría la Casa Blanca de George W. Bush, porque la de Barack Obama le ha retirado el permiso para seguir ejerciendo funciones migratorias. ¿Qué es lo que encontraron que no les gustó?
- Que lo hago mejor que ellos. Son cosas políticas. Me han investigado por racismo pero no han encontrado nada. Lo que tendría que hacer Obama es invitarme a la Casa Blanca y pedirme consejo, que sé de inmigración más que todos esos que están ahí. Yo he estado en la Casa Blanca, he tratado antes con presidentes, ¿por qué no me puede invitar a mí? ¿No invitó al sargento ése de Massachusetts que detuvo al profesor negro acusado de aplicar un perfil racista? Yo también estoy acusado de racismo. ¿Por qué no me va a invitar a mí, que soy el sheriff que más sabe de esto en todo el país? Tomaríamos vino en vez de cerveza. De hecho, yo soy un fan del baloncesto y a él también le gusta. Puede que logremos más en una cancha de baloncesto que en ninguna otra parte. Estaré encantado de prestarle mi experiencia de cuarenta años como alto funcionario en la frontera estadounidense-mexicana. ¿Por qué no me pregunta mi opinión? Bueno, Janet Napolitano seguro que le dice que no me invite.
Pugna con Napolitano
- ¿No se llevan bien?
- Trabajamos muy unidos durante muchos años hasta que se cruzó el tema de la inmigración. No le gustó lo que yo hacía cuando ella era gobernadora, y ahora es secretaria de Seguridad Nacional.
- ¿Y qué le aconsejaría a Obama si le invitase?
- Ah, no pienso revelar mis secretos. Sé cómo resolverlo, pero va a tener que preguntarme él mismo. Tengo más experiencia como diplomático y alto funcionario que todos esos tipos que tiene. También fui agente en Turquía, en Oriente Próximo. ¿Por qué no me pregunta mi opinión sobre el terrorismo? No soy sólo un sheriff que se ha caído del cielo, tuve otra vida.
- Son muchos los que le consideran racista.
- No lo soy, tengo cuatro nietos de diferentes razas, uno de ellos es de ésos, mexicano. No lo cuento por su seguridad. Los que me llaman racista lo dicen para enfadarme o para que deje de detener gente, pero no les hago caso.
- ¿Qué piensa de los hispanos?
-Trabajé cuatro años en Ciudad de México en los setenta como director regional de la DEA y me llevaba bien con el presidente, con el fiscal general; todo el mundo me escuchaba. Estuve también en Panamá con el general Noriega, en Argentina. Me llevaba bien con todos.
- Pero la mayoría de la gente que detiene sus agentes tiene rasgos hispanos.
- Detenemos gente de todos los colores. ¿Le ha parado a usted alguien estos días?
- No, pero yo no voy conduciendo.
- También detenemos a gente en la calle.
- Los grupos de derechos humanos están pidiendo que le detengan a usted por discriminar y violar los derechos civiles, ¿qué responde a eso?
- Ellos no tienen nada que hacer en eso. ¡Yo les detengo a ellos! ¡Yo soy la ley!
- ¿Qué opina de Barack Obama?
- Soy un americano leal y él es el presidente de Estados Unidos, al menos dos años más. Está intentando hacer su trabajo y si quisiera mi consejo se lo daría. Yo soy un republicano, hubiera preferido ver a Mitt Romney en la Casa Blanca, pero sigue siendo el presidente, aunque yo no comparta sus ideas.
«Medio afroamericano»
- ¿No teme que Obama favorezca a las minorías por ser afroamericano, como piensan muchos en su partido?
- Medio, es medio afroamericano. Espero que eso no tenga ninguna influencia en él. Aquí, en Arizona, estoy apoyando a un candidato al Congreso que es negro.
- ¿Le preocupa que los terroristas puedan entrar a EE UU a través de esta frontera?
- Bueno, no hemos cogido a ninguno; hace unos meses cogimos a unos que venían de China, a veces de Cuba, pero es muy raro que cojamos gente de otros países que no sean de México o Centroamérica.
- ¿Qué piensa de la gente armada que patrulla la frontera por su cuenta?
- Yo tengo un 'posee' de voluntarios.
- Sí, 'posee', ya sabe, como los voluntarios cowboys a caballo. Tengo una aquí. Les doy autoridad, trabajan por nada, nosotros tenemos aviones, jeeps y todo gratis, pero ellos trabajan para mí. Les utilizo para mis operaciones, como en las redadas.
- ¿Es esa la fórmula que aplicaría en la frontera?
- Bueno, yo no soy el sheriff de la frontera. Si lo fuera, creo que usaría mi 'posse', pero no le voy a decir a otro sheriff lo que tiene que hacer.
- ¿Le gustaría ser el sheriff de la frontera?
- No, mi oficina es más grande que todas esas juntas. Es la más grande de Arizona y la tercera del país. ¿Por qué voy a dejar de representar a cuatro millones de personas, que es la mayoría del estado de Arizona? No voy a ir a cualquier condado pequeño.
- Podría haber sido gobernador, todo el mundo lo sabe. Hace dos meses rechacé el puesto por cuarta vez y decidí quedarme como sheriff. No quiero un puesto más alto. No gano mucho dinero, pero tengo muchos, muchos empleados que trabajan para mí. Y además, cuando me vaya tú no querrás entrevistarme y nadie sabrá mi nombre. Así que ¿por qué hago esto? Tengo 78 años, llevo casado 53 y no veo a mi mujer.
Hay quienes le ven como un payaso, pero lo cierto es que Arpaio es un hombre poderoso, elegido por el pueblo cinco veces consecutivas, la última con más del 55% de los votos, cuyo apoyo electoral buscan todos los senadores y políticos conservadores que aspiren a ganar las elecciones.
Héroe o macarra, con ley o sin ella, Arpaio seguía la pasada semana organizando redadas y recibiendo a periodistas en el patio de la prisión, a 50 grados bajo el sol. Este italoamericano de Massachusetts que perdió a su madre al nacer y ejerció de policía en Las Vegas después de servir en el Ejército y antes de trabajar en Centroamérica para la DEA (Agencia Antidrogas), busca el brillo de las cámaras, una medalla y una invitación de Barack Obama para asesorarle sobre temas migratorios.
- ¿Le está dando mucho trabajo la Ley antiinmigración SB1070?
- ¿A mí? Bueno, un día arresto a uno porque le pega a la mujer, otro día a otro porque va bebido. Para mí esto es un día más.
- Y un ilegal más, ¿no?
- Si mira las cifras, llevo 40.000 en los últimos dos años. La Casa Blanca me concedió una medalla y me la merezco. Soy el único sheriff del país que encadena a las mujeres y las pone a trabajar en cosas como enterrar a los muertos. He conseguido que las comidas de los presos cuesten 25 centavos al día y que todavía paguen por el costo de su estancia. Nada de televisión, ni revistas porno, vídeos, ni cigarrillos, ni sal, ni café.
- Vamos, que se preocupa por su salud.
- Es usted la única periodista inteligente capaz de apreciarlo. Incluso tengo un programa para que donen sus riñones y el resto de sus órganos si se mueren en la cárcel. Es una cosa buena, ¿no? ¿Por qué no me iban a dar una medalla?
- Se la daría la Casa Blanca de George W. Bush, porque la de Barack Obama le ha retirado el permiso para seguir ejerciendo funciones migratorias. ¿Qué es lo que encontraron que no les gustó?
- Que lo hago mejor que ellos. Son cosas políticas. Me han investigado por racismo pero no han encontrado nada. Lo que tendría que hacer Obama es invitarme a la Casa Blanca y pedirme consejo, que sé de inmigración más que todos esos que están ahí. Yo he estado en la Casa Blanca, he tratado antes con presidentes, ¿por qué no me puede invitar a mí? ¿No invitó al sargento ése de Massachusetts que detuvo al profesor negro acusado de aplicar un perfil racista? Yo también estoy acusado de racismo. ¿Por qué no me va a invitar a mí, que soy el sheriff que más sabe de esto en todo el país? Tomaríamos vino en vez de cerveza. De hecho, yo soy un fan del baloncesto y a él también le gusta. Puede que logremos más en una cancha de baloncesto que en ninguna otra parte. Estaré encantado de prestarle mi experiencia de cuarenta años como alto funcionario en la frontera estadounidense-mexicana. ¿Por qué no me pregunta mi opinión? Bueno, Janet Napolitano seguro que le dice que no me invite.
Pugna con Napolitano
- ¿No se llevan bien?
- Trabajamos muy unidos durante muchos años hasta que se cruzó el tema de la inmigración. No le gustó lo que yo hacía cuando ella era gobernadora, y ahora es secretaria de Seguridad Nacional.
- ¿Y qué le aconsejaría a Obama si le invitase?
- Ah, no pienso revelar mis secretos. Sé cómo resolverlo, pero va a tener que preguntarme él mismo. Tengo más experiencia como diplomático y alto funcionario que todos esos tipos que tiene. También fui agente en Turquía, en Oriente Próximo. ¿Por qué no me pregunta mi opinión sobre el terrorismo? No soy sólo un sheriff que se ha caído del cielo, tuve otra vida.
- Son muchos los que le consideran racista.
- No lo soy, tengo cuatro nietos de diferentes razas, uno de ellos es de ésos, mexicano. No lo cuento por su seguridad. Los que me llaman racista lo dicen para enfadarme o para que deje de detener gente, pero no les hago caso.
- ¿Qué piensa de los hispanos?
-Trabajé cuatro años en Ciudad de México en los setenta como director regional de la DEA y me llevaba bien con el presidente, con el fiscal general; todo el mundo me escuchaba. Estuve también en Panamá con el general Noriega, en Argentina. Me llevaba bien con todos.
- Pero la mayoría de la gente que detiene sus agentes tiene rasgos hispanos.
- Detenemos gente de todos los colores. ¿Le ha parado a usted alguien estos días?
- No, pero yo no voy conduciendo.
- También detenemos a gente en la calle.
- Los grupos de derechos humanos están pidiendo que le detengan a usted por discriminar y violar los derechos civiles, ¿qué responde a eso?
- Ellos no tienen nada que hacer en eso. ¡Yo les detengo a ellos! ¡Yo soy la ley!
- ¿Qué opina de Barack Obama?
- Soy un americano leal y él es el presidente de Estados Unidos, al menos dos años más. Está intentando hacer su trabajo y si quisiera mi consejo se lo daría. Yo soy un republicano, hubiera preferido ver a Mitt Romney en la Casa Blanca, pero sigue siendo el presidente, aunque yo no comparta sus ideas.
«Medio afroamericano»
- ¿No teme que Obama favorezca a las minorías por ser afroamericano, como piensan muchos en su partido?
- Medio, es medio afroamericano. Espero que eso no tenga ninguna influencia en él. Aquí, en Arizona, estoy apoyando a un candidato al Congreso que es negro.
- ¿Le preocupa que los terroristas puedan entrar a EE UU a través de esta frontera?
- Bueno, no hemos cogido a ninguno; hace unos meses cogimos a unos que venían de China, a veces de Cuba, pero es muy raro que cojamos gente de otros países que no sean de México o Centroamérica.
- ¿Qué piensa de la gente armada que patrulla la frontera por su cuenta?
- Yo tengo un 'posee' de voluntarios.
- Sí, 'posee', ya sabe, como los voluntarios cowboys a caballo. Tengo una aquí. Les doy autoridad, trabajan por nada, nosotros tenemos aviones, jeeps y todo gratis, pero ellos trabajan para mí. Les utilizo para mis operaciones, como en las redadas.
- ¿Es esa la fórmula que aplicaría en la frontera?
- Bueno, yo no soy el sheriff de la frontera. Si lo fuera, creo que usaría mi 'posse', pero no le voy a decir a otro sheriff lo que tiene que hacer.
- ¿Le gustaría ser el sheriff de la frontera?
- No, mi oficina es más grande que todas esas juntas. Es la más grande de Arizona y la tercera del país. ¿Por qué voy a dejar de representar a cuatro millones de personas, que es la mayoría del estado de Arizona? No voy a ir a cualquier condado pequeño.
- Podría haber sido gobernador, todo el mundo lo sabe. Hace dos meses rechacé el puesto por cuarta vez y decidí quedarme como sheriff. No quiero un puesto más alto. No gano mucho dinero, pero tengo muchos, muchos empleados que trabajan para mí. Y además, cuando me vaya tú no querrás entrevistarme y nadie sabrá mi nombre. Así que ¿por qué hago esto? Tengo 78 años, llevo casado 53 y no veo a mi mujer.
Entrevista para:
El Diario Vasco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario