martes, 1 de febrero de 2011

Mubarak se aferra al poder.






Decenas de miles de personas volvieron a manifestarse el lunes en El Cairo, haciendo caso omiso de los gestos de apertura y del nuevo gobierno del presidente egipcio Hosni Mubarak, un día antes de marchas gigantescas y de una huelga general convocadas para derribar su régimen.

La principal novedad del nuevo gabinete es el reemplazo del ministro del Interior, Habib el Adli, denostado por los manifestantes, en lo que fue interpretado como una concesión a los reclamos de la calle tras siete días de una rebelión que dejó por lo menos 125 muertos.

Pero los participantes en las protestas de El Cairo afirman que sólo se darán por satisfechos cuando renuncie Mubarak y su régimen se derrumbe.

El mandatario, de 82 años, en el poder desde 1981, había pedido el sábado a su nuevo primer ministro, Ahmed Shafiq, promover la democracia mediante el diálogo con la oposición y obrar por la recuperación de la confianza en un país económicamente colapsado y presa del caos, con saqueos y fugas masivas de presos.

Esos gestos, posteriores a la brutal represión y a la instauración del toque de queda dieciséis horas por día (diecisiete a partir de este lunes), no bastaron para menguar las protestas.

"Se decidió (...) que habría el martes una marcha de un millón de personas. También hemos decidido convocar una huelga general indefinida", dijo a la AFP Eid Mohamad, uno de los organizadores de las manifestaciones en la capital.

Una marcha similar fue anunciada en Alejandría.

El tráfico ferroviario fue interrumpido en todo el país, en una decisión atribuida por la oposición a la voluntad de obstaculizar la participación en las marchas.

El domingo los trabajadores de Suez, la otra de las tres grandes ciudades del país, ya habían convocado una huelga.

Decenas de miles de personas volvieron a concentrarse el lunes en la plaza Tahrir del centro de El Cairo, epicentro de la rebelión.

Los opositores, la mayoría hombres, enarbolaban pancartas con lemas como "Queremos la cabeza de Mubarak" o "Mubarak no te queremos".

El lugar estaba rodeado por tanques y los militares controlaban la identidad de quienes querían acercarse, aunque sin impedirles el paso.

Los miembros de los comités populares verificaban que no hubiese policías infiltrados.

"Buscamos a provocadores de la policía, que quieren infiltrarnos y quebrar nuestra unidad", dijo un miembro de esos comités.

Centenares de manifestantes permanecieron toda la noche en la plaza, pese al toque de queda.

Mubarak ordenó el domingo el retorno a las calles de la policía antimotines, ya que desde el viernes pasado la tarea de lidiar con la rebelión había quedado en manos del ejército.

Las fuerzas opositoras, nucleadas en una Coalición que incluye desde sectores laicos hasta los Hermanos Musulmanes, pidió el domingo a Mohamed ElBaradei, quien se ofreció a liderar un gobierno de transición, que entable negociaciones con el régimen.

Egipto está "en el inicio de una nueva era", proclamó poco después el ex jefe de la agencia nuclear de la ONU (AIEA) y Premio Nobel de la Paz, en el mitin de la plaza Tahrir.

La comunidad internacional sigue con ansiedad los acontecimientos en el más poblado de los países árabes (80 millones de habitantes), que desempeña un papel fundamental en el diálogo entre israelíes y palestinos.

Estados Unidos, que considera a Mubarak uno de sus principales aliados en la región, pidió a Mubarak ir más lejos con los cambios y empezar a pensar en la "transición".

La Unión Europea pidió "reformas democráticas sustanciales" que desemboquen en elecciones "libres y justas" en Egipto.

Los bancos y la bolsa egipcios seguían cerrados el lunes, por segunda jornada consecutiva. En las gasolineras faltaba carburante y los cajeros automáticos estaban vacíos.

Los temores de un cierre del canal de Suez, que afectaría el aprovisionamiento energético de los países industrializados, llevaron el precio del petróleo por encima de los 100 dólares el barril.

Y la agencia de calificación financiera Moody's redujo el lunes en un nivel la nota de Egipto, ubicándola en "Ba2".

Numerosas agencias de viaje dejaron de enviar turistas a Egipto, en plena temporada alta.

Muchos países -entre ellos Estados Unidos, Canadá, Arabia Saudita, Líbano, Jordania, Japón y Australia- enviaron aviones para repatriar a sus ciudadanos.

El líder cubano Fidel Castro aseguró que al presidente Barack Obama le resulta imposible administrar la "olla de grillos" que Estados Unidos creó en el mundo, y lo ejemplificó con las recientes protestas en Túnez y Egipto.

"Obama no tiene forma de administrar la olla de grillos que han creado. Hace unos días se derrumbó el gobierno de Túnez, donde Estados Unidos había impuesto el neoliberalismo y estaba feliz de su proeza política", escribió Castro en un artículo publicado en la prensa local.

Una revuelta popular derrocó a mediados de enero al presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí, quien estaba en el poder desde hacía 23 años.

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